Hoy, el gabinete presidido por Ernesto Álvarez se presenta ante el Pleno del Congreso para exponer la política general del Gobierno y solicitar el voto de confianza. Aunque ninguna bancada ha adelantado su decisión, todo indica que el autodenominado Bloque Democrático —integrado por Fuerza Popular, Perú Libre, APP, Acción Popular, Avanza País, entre otros— daría su respaldo al Ejecutivo, priorizando la estabilidad y garantizando una mayoría favorable.
Sin embargo, más allá de los votos, lo que realmente está en juego es la credibilidad del Gobierno. El país atraviesa una crisis de seguridad sin precedentes, donde la violencia y la delincuencia se han convertido en el principal temor ciudadano. En este contexto, no bastan los llamados a la unidad o los discursos conciliadores. Lo que el Perú necesita son planes concretos, metas medibles y una ejecución efectiva que demuestre que el Estado aún tiene capacidad de respuesta.
Por ello, el premier Álvarez debe ser claro y convincente al detallar las estrategias para enfrentar la criminalidad, anunciadas como el eje central de su presentación. No se trata de repetir promesas ni de buscar aplausos fáciles, sino de transmitir la seguridad de que el Gobierno sabe lo que hace y tiene el liderazgo para hacerlo.
La confianza que hoy pide el gabinete no se otorga por compromiso político, sino que se construye con resultados tangibles.




