La provincia liberteña de Pataz se ha convertido en una zona de guerra donde criminales asociados a la minería ilegal matan, roban, secuestran, derriban torres de alta tensión, emboscan y se enfrentan a balazos a la Policía Nacional que en teoría cuenta con el apoyo de las Fuerzas Armadas al amparo de un estado de emergencia que tal como está planteado, no sirve.

En las últimas horas se ha confirmado el brutal asesinato de 13 mineros artesanales que prestaban servicios a la compañía Poderosa, un día después de que en el distrito de Tayabamba gente armada se enfrentara a la policía con un saldo de ocho heridos, entre ellos dos agentes. En la tarde del sábado último, todos han tenido que ser evacuados a Trujillo en helicóptero para su atención médica.

La violencia en esta zona del país rica en minerales pero de difícil acceso por vía terrestre y aérea, está en un espiral ascendente y las autoridades parecen no entender la gravedad del problema.

Luego de 13 asesinatos, qué más tiene que pasar en Pataz para que el gobierno al que incluso se le escapan los internos de “Maranguita” escalando las paredes en plena avenida La Paz, se ponga los pantalones, salga a poner orden en la sierra de La Libertad que se ha convertido en tierra de nadie y capture al menos a uno de los responsables de estos actos que vienen de hace por lo menos dos años.