Tras cuatro horas de mensaje presidencial es clarísima la ausencia de liderazgo del país. Dina Boluarte se despide sin capacidad de convocatoria ni reconocimiento de los graves problemas que enfrentamos pero, irónicamente, deslindando de Pedro Castillo, el partido y los votantes que la llevaron al cargo que ocupa.
Es incapaz de construir liderazgo contra la delincuencia, inseguridad, sicariato y extorsión, porque ella y quienes la respaldan desde el Congreso están implicados y legislan para proteger la criminalidad.
Se fue sin mencionar una verdadera reforma del sistema de denuncios mineros, fuente de especulación, acaparamiento, arriendos y subarriendos. Urge una reforma que otorgue la explotación de los recursos mineros a trabajadores mineros reales dentro de la ley.
No se pronunció sobre medidas concretas para mejorar la economía, la crisis de desempleo de los jóvenes, las condiciones del transporte ni la alta tasa de pobreza que alcanza a más del 30% de la población. Terminó leyendo una larga lista de supuestas obras, aunque con errores reconocidos por sus ministros.
Durante el mensaje presidencial cientos de ciudadanos, provenientes del interior del país, reclamaron justicia para los asesinados en las protestas de fines del 2022 e inicios del 2023. La presidenta está en la obligación de brindar satisfacciones buscando cerrar heridas históricas de abuso y discriminación.
Esta presidencia está de salida y solo busca llegar al 2026. La transparencia y la ética no le preocupan. Corresponde a la ciudadanía construir institucionalidad democrática y elegir de mejor manera para reconstruir el país combatiendo la corrupción y el abuso de poder, cerrando el paso a intereses personales.




