Mensajes que se pegan

Los hermanos Dan y Heath Chip, investigadores de la Universidad de Duke y Stanford, respectivamente, estudiaron los elementos que todo mensaje pegajoso comparte. Sus hallazgos, reseñados en su libro Ideas que pegan. Por qué algunas ideas sobreviven y otras mueren (https://amzn.to/2ZorC9u), son una fórmula de 6 elementos que nos pueden ayudar como docentes y padres. La primera letra de cada elemento forma el acrónimo de SUCCES en inglés, (“success” quiere decir “éxito”). Mi esposo, quien me compartió el libro, tradujo el acrónimo al castellano como CHISTE.

En primer lugar, el mensaje debe ser Creíble. Es decir, debemos poder comprobarlo por nosotros mismos, como en un experimento, o ser apoyado por figuras de autoridad en la materia. Debe estar conectado a una Historia. Los seres humanos estamos neurológicamente programados para recordar historias. Cuando escuchamos una historia, comenzamos a experimentarla mentalmente, mejorando nuestra recordación. Debe ser Inesperado. La sorpresa hace que prestemos más atención. Por eso, cuando nos sorprendemos, levantamos las cejas y aumentamos nuestro campo de visión. Para sorprender, podemos identificar un patrón de pensamiento y romperlo. Las personas interiorizamos esquemas y vamos en “automático”, confirmando que ya sabemos qué significa eso. Piense cuánto se habrán sorprendido las primeras personas que vieron a una mujer vestida con pantalón, cuando antes solo los hombres lo usaban. Nuestro mensaje debe ser Simple. Para que algo sea simple, debemos identificar su característica central y remitirnos a esta constantemente. Los eslóganes exitosos de políticos son ejemplos buenos de esto. Nuestro mensaje debe ser Tangible, representar nuestra idea en una imagen ayuda, en metáforas y analogías también. Finalmente, nuestro mensaje debe ser Emocional. Necesitamos emocionarnos para recordar, ya que las emociones positivas sellan nuestros aprendizajes.

La fórmula CHISTE es muy seria para ayudarnos a comunicar efectivamente.