La procesión del Señor de los Milagros, la más globalizada de las manifestaciones colectivas de fe en el mundo –al 2021 cuenta con más de 260 hermandades en varios continentes: Japón, Alemania, Australia, Chile, México, Argentina y Estados Unidos, son los países que concentran la mayor cantidad de fieles devotos peruanos y con ellos, los nacionales de esos países–, tradicionalmente se manifiesta durante el mes de octubre, al que llamamos también mes morado; sin embargo, ahora la devoción no solo no tiene fronteras sino que con los años ha rebasado al propio mes de octubre como un día como ayer, más allá de la pandemia, que vamos atenuando poco a poco, recorriendo calles por ciudades del país y del extranjero durante gran parte del mes de noviembre que ya viene, como veremos en los próximos días aunque todavía virtualmente.

Recordemos que el 28 de octubre de 1746 cuando Lima fue estremecida por el más violento terremoto que recuerda su historia –en el Callao hubo un feroz maremoto en esa ocasión– se inició la devoción morena que hoy vivimos con gran devoción. La sagrada imagen pintada por un esclavo mulato angoleño en un muro de adobe en 1655 que no había caído con el fuerte sismo de este año, una vez más se mantuvo en pie y esta sorprendente circunstancia llevó a que todos los 28 del mes octubre como ayer, también quedara perennizado para llevar en hombros por las calles de la Ciudad de los Reyes al Cristo Moreno, que pronto volverá. La procesión al Cristo de Pachacamilla, es intensa y la devoción al Nazareno se ha globalizado.

Del exterior y a discreción, y firmes por la fe, han llegado creyentes durante este mes, a pesar de las restricciones por la Covid-19. La procesión del Señor de los Milagros es un patrimonio de todos los peruanos y se preserva como una de las más grandes tradiciones religiosas del Perú a través de su vida republicana. Este es el segundo año de una veneración atípica por la pandemia, que se ha cobrado la vida de 200 mil peruanos, y ni siquiera los estragos de esta enfermedad ha podido evitar que vivamos este mes de morado, pensemos en morado y actuemos, en consecuencia, de morado.