Muy mal por donde se mire que la congresista por Lambayeque Mary Acuña esté haciendo “gestiones” ante la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) para lograr que en su segundo intento, la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo logre el licenciamiento que antes le fue denegado por las falencias académicas y administrativas que mostraba.

El licenciamiento de una universidad debe ser un proceso técnico y no político. Por eso, no entendemos qué tiene que hacer la congresista Acuña sosteniendo reuniones con directivos de Sunedu, para luego salir en sus redes sociales a afirmar que gracias sus “gestiones”, la citada casa de estudios podría volver a abrir sus puertas tras hacer sido cerrada.

Por su parte, la Sunedu debería aclarar si, en efecto, las gestiones de esta señora congresista por Alianza para el Progreso (APP) son las que harían posible que la referida universidad reabra sus puertas. Si es así, estaríamos ante una situación muy delicada.

Si se quiere trabajar con seriedad en favor de la calidad de la educación universitaria en el Perú, lo que menos se puede permitir es la intervención y el manoseo por parte de políticos, y menos si estos tienen intereses y negocios vinculados a la formación de profesionales como sucede con la familia Acuña. ¿O es que no hay lecciones aprendidas?

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