En la lluvia de evaluaciones climáticas y meteorológicas que nos llegan tanto a nivel internacional como nacional, con perspectivas desde el sector público y privado, con opiniones respaldadas por entidades estatales y otras impulsadas solo por figuretismo, lo evidente es que todas convergen en una tendencia que está ganando popularidad: este año El Niño será “de moderado a fuerte”.

¿Cómo se presentará el fenómeno El Niño costero (considerado invento)? ¿Moderado o fuerte?

¿Cuál será la manifestación del fenómeno El Niño a nivel global? ¿Moderada o fuerte?

¿Cuál será el aumento en el caudal de los ríos? ¿Entre moderado y fuerte?

¿Cómo será la intensidad de las lluvias en la costa norte? ¿De moderada a fuerte?

Las alertas meteorológicas en la selva pronostican lluvias “de moderada a fuerte intensidad”.

Se anticipan vientos costeros y oleajes anómalos con intensidad “de moderada a fuerte”.

En el contexto de la toma de decisiones para empleo, obras, empresas o actividades públicas, la confusión aumenta al escuchar diversas voces que, al final, convergen en la misma conclusión. Sin embargo, aquel que debe tomar determinaciones no siempre comprende cómo esto le afectará, quedando a la espera de que lo pronosticado sea “moderado o fuerte”.

Si estamos en la selva y el río se desborda, pensamos: “¡Vaya, esto sí es de moderado a fuerte!”. En cambio, si estás en Lima, pensaríamos: “No es tan moderado, menos fuerte”.

La clave radica en comprender que sin datos precisos, no debemos darle márgenes a algo que la sociedad necesita conocer.

Desafortunadamente, el significado de “moderado a fuerte” genera incertidumbre. Existe una frase que dice: “Si no sabes, confunde”. En este caso, podría reformularse como: “Si no sabes, asegúrate en decir que será ‘de moderado a fuerte’”.

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