La captura en Tacna del abogado prófugo Adolfo Bazán Gutiérrez, sobre quien pesa una orden de arresto preventivo por presuntos tocamientos indebidos, todo esto luego de “un intenso trabajo” de los órganos de inteligencia de la Policía, es una buena noticia. Sin embargo, en nada debe distraer la indignación de los peruanos frente a los responsables de haber dejado morir a una mujer y tres de sus hijos, pese a los pedidos de auxilio a una comisaría cercana.

Ayer, mientras los peruanos veíamos las imágenes del impresentable de Bazán Gutiérrez siendo intervenido por agentes antes de dejar el país, nos enterábamos de la muerte de uno de los niños que inicialmente quedó herido durante el horrendo ataque perpetrado por el ahora cuádruple asesino Juan Huaripata Rosales. Bien por el arresto en el sur, pero la Policía nos sigue debiendo una explicación por los sucesos de la madrugada del domingo en El Agustino.

El lunes por la mañana fueron relevados los efectivos de la comisaría de San Cayetano y en la tarde el Ministerio del Interior pidió a la Fiscalía que actúe contra los agentes que no habrían auxiliado a la madre y a los niños atacados. Pero queda ver si las responsabilidades terminan en un comandante y un teniente, o si más arriba también hubo fallas o dejadez. Estamos hablando de un cuádruple crimen a pocos metros de una comisaría. ¿Nadie más va a responder por esto?

Coincidentemente, en medio de toda esta situación que es un escándalo al haber cobrado cuatro vidas inocentes en medio del clamor que existe para atender pedidos de ayuda de mujeres que son víctimas de agresión, la Policía arresta a un mediático prófugo y lo trae a Lima en medio de un gran despliegue. ¿Suerte? ¿Tapadera? No lo puedo afirmar de manera rotunda, pero los peruanos tenemos derecho a dudar. ¿Qué dice el ministro Carlos Morán?

Bazán Gutiérrez ya debe estar en su celda, donde debió permanecer desde un inicio. Y mientras tanto, se debe insistir en llegar al fondo del caso de El Agustino. Nada tapa el crimen de una madre y de sus hijos por la falta de acción de un grupo de policías ineficientes e indolentes que jamás debieron ser parte de la institución. Ojalá la justicia les aplique la sanción más drástica, al igual que a todos los culpables, sin importar su jerarquía policial o política.

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