A veces, la solución no está dentro del ámbito de control, porque es multidimensional y no lo queremos ver. El uso de la meteorología moderna en el país data desde mediados del siglo pasado, hace aproximadamente 70 años en que la visión del gestor agrícola se juntó con el gestor aeronáutico y generaron información para iniciar el uso de esta importante ciencia para el beneficio del país.

Conforme pasaron los años esta especialidad se fue diversificando. Lamentablemente la parte agrícola no llegó a la meta de estos visionarios que quizás por conveniencia de terceros o por desidia, no formaron la importante base de datos que se requiere en nuestro multiclimatico país. Con esto lograron que la meteorología en la agricultura no influya en su totalidad. Tan es así que los mismos seguros agrarios no llegan a ser la solución que el agricultor debería tener ante uno de los climas más variado del mundo.

La poca claridad entre los criterios de priorización climática y la vulnerabilidad de los productores, trae consigo mucha confusión en la definición del evento climático a nivel de cuencas. Esto pasa por no aplicar como base el incompleto catastro rural, lo que impide tener buenos mecanismos de definición causada por el “desastre”, para atender con justicia al agricultor.

La precisión de criterios para definir la afectación causada, es defendida por la aseguradora que tiene el dinero y la tecnología para sustentarlo, ya que contamos con escasa vigilancia climática del Estado, lo que genera conflictos sociales y políticos.

Este ejemplo pinta las pérdidas económicas y sociales que muchos quieren tratar de subsanar. Mi padre me enseñó que identificar el problema principal no es fácil, pero si lo encuentras, la solución te hará grande. Más fácil parece solucionar problemas secundarios, cobrar rico y pasar la posta. Digo yo.