“La realidad supera a la ficción” es un dicho que se repite habitualmente cuando una historia que nos impacta, es rebasada con creces por los acontecimientos que se suscitan en la vida diaria. Ejemplos hay muchos, pero esta vez démosle una repasada al guion de una de las series más populares de la televisión mundial inspirada en un conocido comic: The Walking Dead.

En la trama creada por Robert Kirkman, el policía Rick Grimes, tras sufrir un ataque en un confuso incidente de trabajo, se despierta días después de un coma en un hospital abandonado. Al salir en busca de alguna explicación, se verá en medio de una ciudad invadida por zombis y luego, al encontrarse con algunos sobrevivientes de la tragedia, se enterará de que un misterioso virus es el que ha causado el apocalipsis. Los seguidores de la historia, con el transcurrir de la trama, se darán cuenta de que los protagonistas terminarán conociendo la forma de protegerse del contagio y del ataque de los zombis, pero hay algo al que no podrán combatir: la miseria humana.

En la serie, capítulo a capítulo, veremos que  el hombre se convertirá en el principal rival del otro, en tiempos en los que se lucha contra un enemigo invisible. Para sobrevivir, en lugar de la solidaridad, empatía y unión, muchos elegirán el abuso, la ambición y sobre todo ese concepto básico de salvarse a como dé lugar aunque se tenga que pisotear al prójimo. ¿Les resulta familiar este escenario? Entonces dejemos la ficción para aterrizar en pleno 2021 y nos daremos cuenta que la realidad nos explota en la cara.

El caso “vacunagate” será un material muy rico para guionistas que la tendrán fácil, cuando quieran escribir una serie en la que políticos, médicos y funcionarios salvan su pellejo sin importarle el resto. Cuando la muerte ronda a los más indefensos. en este gran historia de villanos tampoco podrán quedar fuera del reparto quienes lucran con los balones de oxígeno, las recargas, los precios en atenciones de salud y se hacen ricos, mientras otros venden hasta lo que no tienen para poder salvar la vida de sus familiares. ¿Para qué mirar series de horror, traición y miserias humanas producidas en grandes estudios? Suficiente tenemos con la realidad para espantarnos y quitarnos la esperanza. Suficiente.