Una de las reglas sagradas en las redes sociales, que no soporta el más mínimo cuestionamiento, decreta que en tus cuentas puedes publicar lo que desees; no lo que otros consideren como lo ideal. Por esa diversidad de voces y opiniones, es que vemos, leemos y escuchamos los más diversos contenidos, desde los más relevantes, hasta los más afiebrados y excesivos. Ante ese cotidiano escenario que nos presentan las plataformas, la reciente polémica generada por Yiddá Eslava, productora de “La habitación negra”, quien “se atrevió” a pedir apoyo a su película, nos parece excesivo. “Somos casi dos millones de personas que siguen mi cuenta y necesito de su apoyo, que den una oportunidad a esta película. Es vital que puedan ir a más tardar este fin de semana, porque si no, es muy probable que para la próxima semana ya no estemos en cartelera”, dijo en un video Eslava. Hubo quienes celebraron su sinceridad, pero otros condenaron su propuesta al considerarla poco menos que “humillante”. Hasta, esos mismos que desde sus podcasts dicen barbaridad y media, la cuestionaron; situaciones que nunca dejarán de sorprender. Lo que dijo Eslava respecto a lo importante que es para cualquier cinta, la asistencia el primer fin de semana, es algo que saben quienes están en la industria. Las cadenas de cine son un negocio y si el público no responde, en pocos días van quitando salas y programando la película en horarios nada atractivos.Eslava, no dijo, que su producción merece un Oscar, solo que le den una oportunidad y reveló a sus seguidores una realidad que viven a diario quienes se dedican al negocio del cine en el Perú.




