La verdad es una y vale la pena el esfuerzo de difundirla para no ser cómplices de la desinformación que en tiempos de Internet es uno de los mayores flagelos de la humanidad y en estos momentos afecta directamente al Perú. Convivimos con todo tipo de contenidos, falsos, erróneos, manipulados, inventados o sin contraste. Trump es el creador de las verdades alternativas viralizadas en segundos por las redes sociales o las mensajerías. Las guerras tienen hoy un flanco informativo que deben privilegiar para que la verdad no se distorsione y que incluso medios formales dejen de difundir contenidos falsos que también son destructivos. Las medias verdades buscan confrontar, polarizar y dividir a la población sin mucha posibilidad de ser contrarrestadas como está sucediendo con Rusia frente a Ucrania. El Perú no es una excepción, estamos ante una campaña mediática nacional e internacional que afirma que Pedro Castillo es una víctima política, injustamente preso, perseguido por una presunta élite blanca por el delito de ser provinciano y maestro rural. No informan que está investigado por corrupción ni de su autogolpe. Que Dina Boluarte usurpa el poder con el apoyo de militares fascistas, no dicen que es presidenta por relevo constitucional. Que mata opositores y viola derechos humanos de quienes protestan, pero callan sobre el vandalismo y el terrorismo que daña y también mata. Que reprime justos reclamos, no informan del rechazo al diálogo ni que la constitución no permite una asamblea constituyente. Lamentablemente encontramos prensa extranjera, con mucha credibilidad, que creen de buena fe y prestan oídos y espacios a quienes distorsionan nuestra imagen como país y como gobierno. Puede no gustar a muchos la presencia de Dina Boluarte, pero su gestión es interina, constitucional y de transición, para realizar elecciones en la fecha establecida.

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