Desde 2023, el sistema electoral ha sido objeto de múltiples propuestas de reforma. Algunas fueron aprobadas, otras quedaron en el camino. Entre estas últimas se encuentra la más polémica: el retorno de la reelección inmediata de alcaldes, gobernadores y vicegobernadores regionales, sumada a la eliminación de los movimientos regionales. Aunque no prosperó, esta propuesta generó gran expectativa en las autoridades subnacionales que buscaban reelegirse, y una profunda incertidumbre en los movimientos regionales que vieron peligrar su permanencia en el escenario electoral.

El impacto fue inmediato. Se produjo una fuga masiva de “capital humano candidateable” desde los movimientos hacia los partidos políticos. De los 1,682 alcaldes distritales del país, más de 1,000 renunciaron entre estos 702 que pertenecían a movimientos regionales. Muchos se afiliaron a partidos nacionales. Pero la propuesta fue rechazada. Ahora, una nueva iniciativa ha vuelto al Congreso. Esta vez se plantea únicamente permitir la reelección inmediata, por única vez, de alcaldes y gobernadores sin eliminar los movimientos regionales, algo positivo porque evita el enfrentamiento entre la élite política nacional y local y, además, sintoniza con un elector peruano no reeleccionista. Durante las ERM 2006 solo el 22.32 % de alcaldes provinciales fue reelecto; para las ERM 2014, apenas el 10.77 %. En ambos casos, más de la mitad de alcaldes intentó reelegirse sin éxito.

La política es el arte de gobernar, pero también el arte de negociar. Esta reelección devolverá poder al ciudadano, pero —como bien dice el dicho— no hay lonche gratis. El beneficio tendrá un precio: respaldo político de autoridades subnacionales reeleccionistas a quienes aspiran al poder nacional. Así se construyen los consensos en el Perú electoral de hoy.