La política es tan impredecible y en ocasiones nos parece tan contradictoria, que creemos que nos hace falta mayor sutileza intelectual para comprenderla. Para extendernos en esta idea vamos a tomar como referencia una anécdota extraída de la antigua sabiduría china para relacionarla con nuestra política doméstica con la honesta aspiración de entenderla mejor. Cuenta el escritor chino Lin Yutang, en La importancia de comprender (1960) una preciosa anécdota (que contaremos a nuestra manera) que consiste en la vida de un anciano que vivía en la frontera y que un día perdió su caballo, que escapó a tierras desconocidas. Sus vecinos lo visitaron para consolarlo, pero él les dijo: “¿Cómo saben que es mala suerte?”. Luego de unos meses, el caballo extraviado retornó a sus campos con hermosos caballos y sus vecinos lo felicitaron, pero él les dijo: “¿Cómo saben que es buena suerte?”. Los caballos le dieron prosperidad en el campo ya que le permitían trabajar más eficazmente, pero ocurre que un día, su hijo quedó gravemente herido de una pierna cabalgando. Sus vecinos fueron a darle las condolencias, pero él les dijo: “¿Cómo saben que es mala suerte?”. Al poco tiempo, bárbaros invasores atacaron la frontera y el ejército se alistó. Todos los jóvenes fueron llamados a combatir y nueve de cada diez murieron. Como el hijo del anciano era inválido escapó y siguió con vida. La paradoja es clara: ¡A veces los males esconden grandes bienes, a veces el mal puede ocultar un bien futuro! No perdamos la esperanza de que los males presentes puedan revertirse, que la política pueda ser decente y que aquellos que administran temporalmente los asuntos públicos puedan obrar con virtud y trabajar por el bien común.