Uno de los temas más importantes para el país es el de las vacunas. La semana comenzó con las denuncias de inmunizaciones con jeringas vacías. En tanto, ayer se supo que la Fiscalía intervino las sedes de las universidades Cayetano Heredia y San Marcos para asegurar el levantamiento de la inmovilización de las dosis de Sinopharm incautadas en febrero último, en el marco del caso llamado “Vacunagate”. Paralelamente otro suceso generó gran repercusión. Nos referimos al acuerdo entre el Ministerio de Salud (Minsa) y la Federación Peruana de Fútbol (FPF) para que se vacunen los integrantes de la selección nacional. Felizmente esto fue suspendido ya que hubiera sido otro hecho irregular en el proceso de vacunación a los peruanos.

Es evidente que los futbolistas no son parte de la población altamente vulnerable. Por lo tanto no deben ser la prioridad. Que se vacunen solo generaría rechazo de la mayoría de peruanos. No pueden ser personas privilegiadas.

Por otro lado, según el vicepresidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, declaró a radio Exitosa hace algunos días que la Conmebol entregaría 140 dosis de vacunas Sinovac para cada selección que participe en la Copa América. ¿Por qué el convenio entre el Minsa y la FPF destinaba 500 dosis para los seleccionados? ¿Quiénes más se quieren vacunar al margen de los futbolistas y comando técnico? ¿Acaso el presidente de la FPF y otros dirigentes?

El destino de las vacunas homologadas en el Perú debe ser para los que más las necesitan.