Mientras la nueva cepa del coronavirus se instaló a Chile, pese a que el 20 de diciembre se prohibieron los vuelos provenientes del Reino Unido y se restringió el ingreso de extranjeros que hayan estado en ese país en los últimos 14 días, en el Perú la preocupación aumenta por este hecho. Todo esto agudiza la situación del país, que ve  como inminente una segunda ola de la COVID-19.

Al mismo tiempo, la Defensoría del Pueblo, encabezada por Walter Gutiérrez, ha lanzado serios cuestionamientos al Gobierno por no haber sido capaz de articular con el sector privado y fuerzas sociales para construir un plan para contener el virus. Además se quejó que muchas sugerencias de su institución fueron ignoradas. “Muchas de esas recomendaciones no han sido oídas, han sido completamente desatendidas”, dijo.

Se termina el 2020 y muchos coincidimos que las estrategias para salir airosos de la pandemia, fracasaron. Esperemos que lo tomemos como una lección y no repitamos lo que se hizo. La suma de desatinos que se hicieron no pueden volver a ocurrir.

Lo primero es que ya sabemos que las pugnas, los enfrentamientos y el pulso político no son de utilidad pública. Las peleas que no tienen fin, a estas alturas resultan estériles, porque mientras nos desgastamos el coronavirus avanzará con letalidad. Por lo tanto, ante un enemigo común debemos estar unidos.