La misión de la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos concluye que las fuerzas de seguridad hicieron un “uso innecesario y excesivo de la fuerza” en las protestas de noviembre.

Hace más de dos mil años, Cicerón sostenía:  “somos siervos de la ley con el fin de poder ser libres”. El Estado de Derecho, entendido como el imperio de la ley, sostiene a la democracia y ambos se complementan para ser viables. En este esquema, es fundamental el rol de la Policía Nacional: hacer respetar el orden interno, garantizar el cumplimiento de las leyes, la seguridad del patrimonio público y privada (artículo 166 de la Constitución).

El Decreto Legislativo N° 1186, su reglamento, y otras normas que regulan el uso de la fuerza, se orientan a evitar la arbitrariedad en su empleo, el mismo es gradual. En principio preventivo y luego reactivo, permite: control físico, uso de medios no letales y fuerza letal (uso de armas de fuego) en caso de peligro real e inminente de muerte o lesiones graves, para defender la vida propia o de tercero.

El TC Exp.N°4677-2004-AA/TC señala que el contenido constitucionalmente protegido del derecho de reunión exige licitud de su finalidad y la de los medios utilizados. En medio de la pandemia, el derecho de reunión estaba suspendido. Hoy, afrontamos las consecuencias con la “segunda ola”.

Nuestra Constitución señala límites al derecho de reunión, “por motivos probados de seguridad o de sanidad públicas” (artículo 2° 12).

La Convención Americana sobre Derechos Humanos reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. “El ejercicio de tal derecho solo puede estar sujeto a las restricciones previstas por la ley (…), o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos o libertades de los demás” (artículo 15º).

En las protestas azuzadas por parte de la prensa hubo casos de violencia colectiva, ocasionando heridos y muertes que enlutaron a nuestro país y se vienen investigando.

Usted, comisionada Bachelet, concluye en contra de nuestra policía, debilitándola, y con ello a nuestras instituciones y democracia.