La fórmula del Gobierno para desmarcarse de Martín Belaunde parece ser involucrarse en el fútbol. El presidente Ollanta Humala le pidió al papa Francisco que haga el milagro de clasificar a nuestra selección al Mundial, como si no hubiera razones para rezar por otros temas más álgidos. Además, ya es habitual ver al ministro del Interior cómo se enfrenta al presidente de la FPF, Manuel Burga, a quien le pidió que se adecúe a los estatutos de la Ley del Deporte.

A esto se suma que el Congreso investigará a Burga por lavado de activos. Ayer la Comisión de Fiscalización del Congreso acordó pedir al pleno que se forme un grupo para este fin. Justo suceden estas acciones del Gobierno, luego de que la parlamentaria Cecilia Tait haya dicho que cree que Ollanta Humala y su esposa saben dónde se encuentra el escondido prófugo Martín Belaunde.

Vale aclarar que lo de Urresti, como intención está bien, porque no está en discusión que todos quieren al discutido dirigente de fútbol; sin embargo, la tarea principal del ministro en mención no es distraerse con Burga, sino capturar a Belaunde Lossio, quien como todos saben es un tema espinoso para el actual gobierno.

Además, necesitamos de este Gobierno otros gestos y no discursos y actos muy alejados de los temas más importantes del país. La agenda política no puede ser manipulada a su antojo. Indudablemente al Gobierno le conviene intervenir en el fútbol para dejar a un lado un tema espinoso, que se le ha convertido una “piedra en el zapato”. Pero debe asumir que mientras no capturen al examigo de la pareja presidencial, Martín Belaunde Lossio, la coyuntura política no tendrá tranquilidad.