No sé si ustedes se han percatado de ello, queridos compatriotas, pero hoy pareciera existir en el Perú un Estado dentro de otro. La criminalidad que nos agobia está tan organizada y comprometida con sus fines de hacer daño y destruir para beneficiarse ilícitamente, que es muy eficiente y no le cuesta mucho hacer tragar tierra a nuestro “Estado”, el mismo que está manejado por el gobierno más incapaz de nuestra historia republicana.

Esta es una administración nacional de opereta, con una señora que tiene puesta la banda presidencial, que quiere dar órdenes, pero en el fondo no es sino una señora cuyo horizonte cultural son las telenovelas turcas y cuyos sueños fueron siempre una colección de Rolex y operarse la nariz donde el doctor Cavani.

Para desgracia nuestra, tenemos un jefe de la Policía (porque para ser comandante general le falta mucho), que en vez de responder a la llamada de auxilio de familiares de trabajadores secuestrados en Pataz, prefiere escuchar los sones del happy birthday to you, en el exclusivo hotel Bolívar.

El jefe de la PNP debe saber que cuando el deber convoca a un hombre de uniforme, porque la sociedad y la patria están amenazadas, no hay onomástico, ni descanso que valga.

Por la cantidad de individuos que “con punche Perú” manejan hoy este país, pareciera que viviéramos en una comedia bufa sin fin. Pero no es así, es todo lo contrario: vivimos un drama, una pesadilla de nunca acabar: 13 muertos más.

¿No le parece esto suficiente, señora Boluarte? Si tuviese sangre en la cara sabría lo que tiene que hacer, pero los hilos tensores de las cirugías estéticas tal vez no se lo permiten… Nos estamos desbarrancando con punche, Perú.

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