En política internacional hay que ser intuitivos y deductivos. Lo voy a explicar. El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, ha declarado que “fuerzas políticas estadounidenses están empujando a ambos países al borde de una nueva Guerra Fría”.

¿Qué es lo que debemos concluir de las palabras del jefe de la diplomacia del gigante asiático?:

1° Al que menos debe haberle simpatizado, a ojo cerrado, es a Vladimir Putin, presidente de Rusia, pues la GF ha sido definida como una etapa de las relaciones internacionales de permanente rivalidad y competencia entre los dos Estados que lideraron el mundo posterior a la guerra de 1939 - 1945, y que llegó a su fin, para unos, con el desmembramiento de la Unión Soviética y de todo el sistema comunista, simbolizado con la caída del Muro de Berlín, el histórico 9 de noviembre de 1989, y para otros, con la aparición de la Federación de Rusia en 1991, en que acabó el mundo bipolar. Los chinos se han esforzado por décadas, para hallarse en el status que tuvieron los soviéticos -de igual a igual con los estadounidenses-, y solo piensan en pasar a comandar el poder mundial. Putin, con 21 años al frente del país, prometió devolverle a su pueblo, el soñado lugar planetario que tuvieron pero no lo ha conseguido; y,

2° El canciller chino, con el autofloreo político, ha sido muy sutil para confirmar que a Beijing no le interesa llegar a ningún conflicto armado con Washington. Recordemos que la GF fue una etapa de tensiones, pugnas y acusaciones mutuas, como las de hoy, pero sin enfrentamientos bélicos. Lo que sí veremos, será el retorno del espionaje -esta vez virtualizado- de aquella época.