Ayer comenzó una nueva etapa de las relaciones con Chile, tras la asunción al poder por segunda vez de la socialista Michelle Bachelet, que coincide con la aplicación del fallo de La Haya y ha permitido al país del sur abrir un nuevo frente por la soberanía del llamado triángulo terrestre que, según el Tratado de 1929, pertenece a nuestro país.

Recordemos que en los últimos años, los mayores roces diplomáticos con el vecino país del sur se dieron precisamente en el primer gobierno de Bachelet (2006-2010), que fue cabalmente cuando se presentó la demanda ante La Haya. Cómo olvidar, por ejemplo, el incidente del espía peruano Víctor Ariza, que el país del sur se esmeró en ocultar para evitar que se esclarezca el caso en Santiago.

En el lado comercial, habrá que ver también el futuro de la Alianza del Pacífico, pues por su postura ideológica es de esperarse que la presidenta Bachelet mire más hacia la Unasur y el bloque del llamado "socialismo del siglo XXI", aunque Nicolás Maduro haya cancelado a último momento su viaje a Santiago para la asunción de mando de su "compañera de ruta".

A nuestro país solo le queda actuar con tino, con respeto al fallo de La Haya y tratando de sortear las posturas duras que puedan provenir del sur en el nuevo gobierno inaugurado ayer. Es muy positiva la presencia del presidente Humala en Santiago, en su primera visita luego del cierre de la frontera marítima, y habrá que estar muy observantes sobre las actitudes de la mandataria respecto a nuestro país.