Por estos días en que se ha puesto nuevamente en agenda la creación del Ministerio de Infraestructura a propuesta del Poder Ejecutivo, es necesario exigir que de ser aprobada por el Congreso, esta nueva dependencia del Estado exija a quienes la vayan a integrar, estándares de calidad profesional que permitan a la nueva cartera manejar sus millonarios recursos con eficiencia, rapidez y probidad.
Si en la práctica se va a tratar de un ministerio encargado de ejecutar y facilitar la construcción de obra pública, para lo cual contará con millonarias partidas de fondos públicos como las que quizá hoy tengan carteras como Transportes y Comunicaciones; y Vivienda y Construcción, de nada valdrá tener funcionarios y empleados como los que habitan en la mayoría de ministerios, salvo excepciones.
Sería necesario que el nuevo Ministerio de Infraestructura cuente con personal quizá como el que ocupa casi la totalidad de las plazas en el Banco Central de Reserva del Perú, donde mandan la meritocracia y a cambio los sueldos competitivos. Por algo los peruanos debemos a esa entidad la estabilidad y fortaleza de nuestra moneda.
Si vamos a tener un nuevo ministerio para que sus plazas sean ocupadas por “recomendados”, “waykis”, envarados, paisanos, amigos de los amigos e los hijos de quienes pusieron la casa como local de campaña, mejor dejemos la cosa como está.