Lo sucedido en las elecciones del 2021, en que los ciudadanos terminaron eligiendo a la dupla Pedro Castillo – Dina Boluarte y a un Congreso plagado de sinvergüenzas, pillos y delincuentes, debería servir como una lección de lo que nunca más se debe hacer, a fin de que el Perú no vuelva a estar más en manos de gente que ni sabe cómo ha llegado a los cargos que hoy ocupa, lo que implica la misión de regir los destinos del país y de sus 33 millones de habitantes.

Nunca más deberíamos votar por un filosenderista como Castillo que además de ser casi un iletrado, venía con una “propuesta política” que implicaba convertir al Perú en Corea del Norte, Cuba o Venezuela. ¿Qué no había mejores opciones? Cualquiera era más potable que este profesor que de tirar piedras y quemar llantas no había pasado. Además, venía acompañado en su plancha con la señora Boluarte, a quien sabemos que el cargo le ha quedado inmenso.

Para el Congreso muchos votaron por símbolos como la lampa de Acción Popular, sin mirar quiénes eran los candidatos. Allí están “Los niños” como consecuencia. Con APP sucedió lo mismo. Optaron por la agrupación de los Acuña y terminaron metiendo al Legislativo hasta a un violador, pasando por las “mochasueldos” y demás joyas. Lo mismo con Podemos. Como les caía bien el ahora preso Daniel Urresti, votaron por él, para que José Luna y a la “turista” Digna Calle se conviertan en “padres de la patria”.

Lo cierto es que por votar de esta forma tan irresponsable y a ciegas, ahora tenemos al frente del país a Dina Boluarte desde el Poder Ejecutivo, y en el Congreso a gente como Darwin Espinoza, a otros “niños”, a las “mochasueldos”, a los faltones, a los viajeritos y a otras perlas. Habría que preguntarnos si creemos que con estas personas vamos a ser capaces de vivir en un país mejor, con desarrollo, empleo, seguridad, salud, educación y oportunidades para todos.

Un país que salía de la crisis que nos dejó la pandemia, no merecía caer en manos de personajes como Castillo o “Los niños”. Solemos quejarnos mucho de nuestras autoridades, pero somos nosotros quienes las elegimos. Lo sucedido en los comicios del 2021 debe dejarnos como lección aprendida que nunca más debemos votar con irresponsabilidad y a ciegas. Quizá a la larga las consecuencias no las peguemos hoy nosotros, sino los que vienen después.

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