Es insólito que un Secretario General de la OEA -elegido por el activo apoyo del chavismo- denuncie con detalle la desvergonzada manipulación de Maduro para minimizar su derrota en las elecciones venezolanas del 6 de diciembre. Lo ha hecho el honorable socialista uruguayo Luis Almagro al responder a Tibisay Lucena, la tristemente célebre Presidenta del máximo ente electoral venezolano, que rechazó la observación electoral ofrecida por la OEA.

La comunicación oficial, una carta de 18 páginas (www.oas.org/documents/spa/press/Carta-a-Sra.-Tibisay-Lucena.pdf), es un vademécum de los atropellos chavistas: inequidad en las condiciones de campaña para la oposición; libertinaje en el financiamiento oficialista; “papeletas” de voto elaboradas para confundir al ciudadano; arbitrarios cambios de normas para reducir la representatividad de la oposición en las circunscripciones electorales que la apoyan; medidas de seguridad de un intervencionismo amenazante; atropellos a la libertad de expresión y de prensa; inhabilitación de los siete mejores candidatos opositores; intervención en la democracia interna de los partidos; mantenimiento del estado de excepción en 23 municipios de 3 Estados hasta el día siguiente de la votación; biopsia de la farsa judicial y la sentencia contra Leopoldo López. El Secretario General invoca la Carta Democrática, las cartas y convenciones de Derechos Humanos, y las responsabilidades de justicia electoral exigibles a Tibisay Lucena, obediente oveja del rebaño bolivariano.

Fiel a sus antecedentes pro-chavistas, UNASUR ha seguido tratando de reclutar voluntarios para su misión de “acompañamiento”, en la que ningún miembro quiere participar. Con su característica obsecuencia, el jueves 12 (dos días después de la carta de Almagro) emitió un comunicado en el que solo pudo decir que la Presidencia Pro Tempore haría el anuncio de la Misión “que han acordado los Cancilleres de UNASUR”. Urge pues que estos reconsideren su decisión en vista de las inobjetables denuncias del Secretario General de la OEA.

En Lima se firmó la Carta Democrática Interamericana y en nuestro Palacio de Gobierno se convalidó la fraudulenta elección de Maduro. Ahora nos toca dar el primer paso y retirar el apoyo al “acompañamiento” electoral que el chavismo no merece. Sudamérica no puede seguir siendo cómplice de sus barbaridades. El Perú espera una actitud digna de su gobierno.