Ollanta y    López Meneses
Ollanta y López Meneses

Si el presidente Ollanta Humala, su gobierno y sus congresistas están tratando de hacerle ver al país que el Jefe de Estado nada tuvo que ver con el ilegal resguardo policial a Óscar López Meneses, flaco favor le hacen a su propósito al estar tratando, desde un principio, que fracase todo intento de investigación de este espinoso tema que en mi opinión muy personal no está agotado y que guarda muchas cosas que aún no salen a la luz pública.

Desde que estalló el escándalo que le costó la cabeza al ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, al consejero presidencial Adrián Villafuerte y por lo menos a tres generales de la Policía, el humalismo lo único que ha mostrado es su interés en que nada se aclare. Primero fue el intento de que la comisión del Congreso analice el tema desde 1990, en un claro afán por distraer la atención en asuntos remotos de tiempos del fujimorismo, que además ya costaron cárcel a muchas personas.

Luego vino la muy cuestionable reunión entre el presidente Ollanta Humala y el entonces titular de la comisión Víctor Andrés García Belaunde. Al final nunca se supo quién pidió el encuentro llevado a cabo en Palacio de Gobierno. Lo que sí quedó claro es que nunca debió darse esa conversación sin conocimiento de los demás integrantes del grupo de trabajo que tienen que investigar precisamente al Mandatario, a quien López Meneses dice conocer desde hace mucho tiempo.

Ahora tenemos que el humalismo pretende censurar al presidente de la comisión, Juan Díaz Dios, y al aprista Javier Velásquez, supuestamente por adelantar opinión respecto a la presunta responsabilidad de Humala en el asunto, con lo que el oficialismo insiste en poner trabas a la investigación y al mismo tiempo echar sombras sobre la pregonada inocencia del Mandatario en este espinoso caso que desde hace tiempo muestra un muy mal olor que parece venir de la Casa de Pizarro.

El Presidente que hizo campaña con la frase "la honestidad hace la diferencia" no se puede estar ocultando de una investigación, que en caso de no tener nada escondido, debería ser el primero en promoverla a fin de que nadie dude de su idoneidad y de sus credenciales morales para estar al frente del Perú.