Cuatro días antes de la audiencia en que se le debía dictar sentencia por las coimas pagadas por Odebrecht durante el segundo gobierno aprista por el Metro de Lima, el exviceministro de Comunicaciones, Jorge Cuba Hidalgo, salió del país por la frontera terrestre con Ecuador al no tener ninguna restricción, lo que constituye una burla más a la justicia, a la lucha contra la corrupción y a los peruanos en general que vemos cómo los ladrones y sinvergüenzas se escapan, y acá no pasa nada.
Apenas estalló el escándalo de Odebrecht, empresa que a fines de 2016 admitió en Estados Unidos haber pagado coimas en varios países, entre ellos el Perú, durante diferentes gobiernos, para así ganar millonarias licitaciones, Cuba Hidalgo fue uno de los primeros en ser arrestado y enviado a prisión preventiva. Eran los tiempos en que creíamos que el Ministerio Público y el Poder Judicial serían implacables. Aún no sabíamos que ciertos fiscales y jueces politizados e ineptos, terminarían siendo un tremendo fiasco.
Han pasado casi nueve años y ayer, cuando por fin se iba a dictar sentencia contra Cuba Hidalgo y otros, el fiscal José Domingo Pérez informó que su investigado por presuntamente recibir una coima de ocho millones de dólares, había salido del país a través de un control migratorio –es decir, por la puerta grande–, al no contar con impedimento de salida. Simplemente entregó su pasaporte o su DNI y chau, hasta la próxima, señores. Ya en el transcurso de la audiencia se conoció que al personaje le impusieron 21 años de prisión.
Hay que tener en cuenta que este caso que implica al ahora prófugo y a cuatro personas más por los presuntos delitos de colusión y lavado de activos, se inició en enero de 2017 y que hace dos años y medio estaba en etapa de juicio oral. Mientras, Cuba Hidalgo se la pasaba apareciendo en programa de farándula para hablar de la situación sentimental de su hijo futbolista. El fiscal Pérez culpa de la fuga a este Congreso porque ha dado una ley que impide ampliar los impedimentos de salida del país, ¿pero por qué en nueve años jamás hubo una sentencia?.
Para que un caso de corrupción dure poco menos de una década y que al momento del dictado de la sentencia en primera instancia se informe que el principal acusado se fue del país sin impedimento alguno, es porque algo está fallando tanto en el Ministerio Público como en el Poder Judicial, y quizá también en el Congreso. Se trata de una deficiencia más en la tan mentada lucha contra la corrupción, se trata sin duda de una burla más al ciudadano que al no ver justicia, siente que le siguen metiendo la mano al bolsillo.