Otra vez el Congreso termina siendo el verdugo de los peruanos de bien. En los últimos días se aprobó un dictamen en la Comisión de Trabajo del Legislativo que busca obligar a colegiarse a todos los profesionales para poder trabajar en el sector público y privado. Esta propuesta descabellada pasó desapercibida del debate público, pero trae escondido en “buenas intenciones” un golpe mortal a la libertad, la economía y al desarrollo. Entiendo que quizás los congresistas no sean los mayores referentes de éxitos académicos o profesionales, pero con esta propuesta descabellada se coronan como traidores a los peruanos.
Empecemos por lo básico: El Estado no puede obligar a ninguna empresa a contratar o dejar de contratar a alguien, así como tampoco puede quitarle el trabajo a un profesional que no desee participar de un colegio profesional. El dictamen atenta directamente contra la libertad de las personas naturales y jurídicas, debate que terminará por resolverse en el Tribunal Constitucional. Resulta increíble que congresistas que tienen títulos bambas, que no han estudiado o que han comprado tesis quieran darnos lecciones sobre profesionalismo y empresa.
También vale la pena preguntarnos: ¿Colegiarse te hace mejor profesional? En Perú la colegiatura es un mero trámite burocrático, no incluye examen especial ni te somete a un estricto régimen ético como sucede en otros países. Aquí solo pagas tu inscripción y luego tu cuota mensual y ¡Listo! Ya eres colegiado. Los colegios profesionales tampoco se hacen responsables de sus “ovejas descarriadas” ¿O acaso el CAL ya expulsó de su orden al golpista Aníbal Torres o el CMP ya expulsó de su orden a los médicos acusados de negligencia? Esta propuesta legislativa es un despropósito en todo sentido. Esperemos que se rechace y sino tocará defender nuestros derechos en otras instancias.