El Perú no terminaba de procesar el dolor y la indignación generados por el brutal asesinato de Sheyla Cóndor, víctima hace dos semanas del policía que la mató en Comas y de los agentes de una comisaría que no hicieron caso a la denuncia de los padres por la desaparición de la joven, cuando en la madrugada ha sido hallado el cuerpo de una menor de 12 años que fue secuestrada en Villa María del Triunfo, víctima de un sujeto que en la tarde de ayer confesó su crimen.

Al igual que en el primer caso, en el segundo la policía también habría demorado en actuar ante la denuncia de los familiares en la Comisaría de José Gálvez. Recién se pusieron a trabajar cuando era demasiado tarde. Los padres han dicho que tuvieron que investigar por su propia cuenta para tratar de ubicar a la niña que en la madrugada de ayer fue encontrada envuelta en trapos y con evidentes signos de tortura y estrangulamiento. Finalmente, el criminal ha sido capturado.

Ayer por la mañana el Ministerio del Interior ha emitido un comunicado asegurando que el caso está investigación, especialmente por el aparente mal trabajo de los policías de José Gálvez. Sería bueno que el ministro, Juan José Santiváñez, nos diga qué está fallando en la Policía Nacional ante las denuncias de padres desesperados. ¿Flojera? ¿Desidia? ¿Complicidad? El sector ha dicho que “no habrá espíritu de cuerpo”, pero eso ya parece una mecida a los ciudadanos.

Las cosas serán diferentes cuando el ciudadano se sienta seguro de ir a una comisaría y que los agentes estén de su lado, en lugar de andar buscando cualquier pretexto para quedarse sentados en el escritorio viendo televisión o esperando su hora de almuerzo, cuando de por medio hay vidas que se pueden salvar. ¿Así se quiere obtener resultados en la lucha contra la criminalidad?, ¿con policías a los que les cuesta ponerse a trabajar ante el clamor desesperado de los parientes de una persona en peligro?

Hace poco fue el aniversario de la Policía Nacional y hubo discurso para todos los gustos. Sin embargo, todo queda en palabras para la tribuna si es que el policía de comisaría o de esquina, que es el que está en contacto directo con al ciudadano de a pie, no es capaz de atender un pedido de ayuda. Por este nuevo hecho lamentable en Villa María del Triunfo, el país necesita explicaciones y que se sepa con nombres y apellidos quiénes han incumplido su misión al dejar a su suerte a un ciudadano.