El Poder Ejecutivo declaró en estado de emergencia por sesenta días a 61 distritos de 23 provincias de las regiones Arequipa, Moquegua, Tacna y Puno. Esto a fin que se tomen las medidas necesarias para afrontar la temporada de lluvias que ya se encuentra causando estragos y muertes en la zona.

La temporada de lluvias en el sur del país -y en todo el territorio nacional- es cíclica. Entonces, ¿por qué debemos esperar a que empiecen a colapsar las carreteras y a morir peruanos para recién iniciar con “la ejecución de acciones, inmediatas y necesarias, orientadas a la reducción del Muy Alto Riesgo existente, así como de respuesta y rehabilitación en caso amerite”?

El D.S. 010-2020-PCM, que establece la declaratoria de emergencia, empieza reconociendo que desde hace 11 años la temporada de lluvias ha obligado a registrar en el Sistema de Información Nacional para la Respuesta y la Rehabilitación (SINPAD) “un número importante de emergencias generadas por dicho fenómeno”.

¿Por qué las acciones del gobierno son reactivas y no preventivas? ¿Qué otra desgracia debe ocurrir para que la prevención sea una política de Estado? Esperemos que algún día dejemos de hacernos estas preguntas.

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