En las últimas horas los peruanos hemos sido notificados del nivel profesional y académico de algunos integrantes de nuestro alicaído Poder Judicial. Las alarmas se han encendido nuevamente en la Corte Superior de Justicia de Ica, la misma que meses atrás liberó de culpa a un acusado de violación porque la víctima usaba ropa interior roja, lo que para los tremendos magistrados era un indicador de que la agraviada estaba dispuesta a tener relaciones sexuales con el agresor.

Esta vez, los miembros de la Sala de Apelaciones de Chincha y Pisco afirmaron en los considerandos de una de sus resoluciones, a fin de argumentar que era imposible predecir en qué momento se iba a dar la pandemia del COVID-19, que esta fue creada por “el nuevo orden mundial” y por “élites criminales que dominan al mundo” encabezadas por “Bille Gate (sic), Soros, Rockefeller”, y que solo estas personas sabían cuándo se iba a iniciar la expansión del virus.

Los que han firmado este mamarracho digno de páginas de amenidades o de hechos insólitos, son los magistrados Tito Gallegos, Luis Leguía y Tony Changaray, quienes de esta forma trataban de justificar la extensión del plazo de prisión preventiva contra un acusado. Afirman en su resolución que la pandemia se inició de un momento a otro por acción de los personajes mencionados, y que por eso es necesario extender el plazo de la carcelería.

Si el acusado tiene que permanecer en prisión, pues que siga adentro. Pero lo que llama la atención es la forma en que se justifica la medida, recurriendo a versiones jamás comprobadas que circulan desde hace meses en redes sociales como parte de las llamadas “fake news”. ¿Qué pueden esperar los litigantes iqueños con este tipo de profesionales a cargo de la administración de justicia? ¿A qué apelarán más adelante?, ¿a los marcianos?, ¿a los reptilianos?No queda duda que el Poder Judicial debe ser sometido a una limpieza a fondo para eliminar no solo la corrupción, sino también el pobre nivel profesional y académico de algunos de sus miembros. Bien podrían comenzar por Ica, donde hace poco otros jueces absolvieron a un acusado de violación debido a que la denunciante usaba un calzón rojo, lo que para ellos era una muestra de que la víctima iba dispuesta a tener relaciones sexuales. Qué vergüenza.