La guerra entre Israel y Hamas, desde octubre 2023, ha devenido en una guerra de exterminio de Palestina, pues solo una de las partes posee armamento y capacidad de destrucción. Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, es responsable del genocidio.

Hoy se cuentan más de 55 000 muertos (54,056 palestinos y 1,706 israelíes) según cifras oficiales del Ministerio de Salud de Gaza y autoridades israelíes, 180 periodistas, 120 académicos, y más de 224 trabajadores humanitarios incluyendo 179 de la Agencia de Refugiados UNRWA de la ONU. Israel afirma haber dado muerte a 17,000 milicianos de Hamas, sin proporcionar prueba alguna.

La franja de Gaza de 360 kilómetros cuadrados alberga 1,8 millones de palestinos y se encuentra sometida a férreo bloqueo ocasionando una gran hambruna. La escasa “distribución humanitaria de alimentos” es controlada por Israel.

Esfuerzos propuestos en la ONU han sido vetados. Es indispensable revisar el derecho a veto en su Consejo de Seguridad, pues es inconcebible que cinco miembros permanentes, (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos), puedan bloquear cualquier resolución. Urge implementar un mecanismo de mayorías calificadas posibilitando revitalizar la ONU e impedir ésta y otras atrocidades.

Esta masacre es responsabilidad del gobierno Israelí. Quienes sufrieron genocidio, hoy lo cometen. Deberán ser juzgados y condenados por crímenes de guerra. Ningún país, gobernante, político o persona puede permitir que esta masacre continúe.