Estos días, 27 y 28, diversos gremios de transportistas, campesinos y profesores con comunicados de respaldo de CGTP, partidos políticos de izquierda, convocaron a paralización nacional.

Las principales demandas se refieren al alza de precios que vivimos este periodo, acelerada por la escasez de combustibles y alimentos a nivel mundial, efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Los gremios campesinos recuerdan la propuesta de una “Segunda Reforma Agraria” levantada por el Gobierno de Pedro Castillo, la que hasta la fecha sigue sin contenido. Es una promesa incumplida y hasta demagógica. Crédito, tecnología y comercialización se requieren en apoyo al sector agropecuario.

Desde el 24 se realiza negociaciones entre el Ejecutivo y los representantes de los gremios de transportistas, ofreciendo rebajas en el pago de peajes y subsidios para atenuar el alza del precio de los combustibles.

Mientras que la directiva del Congreso buscaba que el Poder Ejecutivo resolviera los problemas de transportistas, el presidente de la República escuchaba con cierta satisfacción las demandas de “cierre del Congreso”, escuchadas en la Plaza de Armas de Juliaca y repetidas en los Consejos de Ministros Descentralizados anteriores.

Un gran obstáculo para resolver las demandas de los gremios movilizados, son las ataduras que tiene el Estado peruano para intervenir en la economía del país, así como la ausencia de planificación, priorizando la decisión del libre del mercado. En época de crisis, todos los sectores voltean la mirada y sus reclamos hacia el Estado, solo que en el Perú, el modelo neoliberal redujo al mínimo su capacidad de decisión.

Las demandas hoy y mañana evidencian el agotamiento del modelo económico neoliberal establecido en la Constitución Política vigente, así como la falta de iniciativa de los sectores políticos, incluidos los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Estamos camino a que la consigna de que “se vayan todos”, siga creciendo.