No hay duda que las medidas que viene adoptando el gobierno para frener el accionar de bandas de delincuentes armados vinculados a la minería ilegal y el narcotráfico que operan en la provincia liberteña de Pataz, no están dando los resultados esperados por los peruanos, pues los criminales siguen cometiendo delitos en contra de empresas mineras formales que ven afectadas sus operaciones e inversiones, y ponen en riesgo la integridad de sus trabajadores.

En las últimas horas un grupo de delincuentes ingresó a la zona de operaciones de Minera Aurífera Retamas (Marsa), donde retuvo a un grupo de trabajadores que resultaron agredidos. También hubo ataques a las instalaciones, que se suman a acciones similares como las que ha sufrido semanas atrás la empresa Poderosa, en la misma zona. Hasta el momento 17 personas han perdido la vida y se han derribado 15 torres que abastecen de energía eléctica a las compañías.

El jueves último el premier Gustavo Adrianzén ha dicho que lo que viene pasando en Pataz es “inaceptable”, y tiene razón. Por ese mismo motivo, el Poder Ejecutivo está en la obligación no solo de indignarse como lo hace el jefe del gabinete ministerial, sino de tomar acciones efectivas que permitan erradicar a los criminales que andan sueltos en la sierra de La Libertad, afectando la actividad minera formal y ahuyentando a la que pueda venir más adelante.

Uno de los llamados a actuar contra este foco de violencia terrorista, tendría que ser también la autoridad regional, César Acuña. Sin embargo, el hombre anda más entretenido en gestionar pedido para irse a vacacionar a Europa que en subir a las alturas de su jurisdicción a fin de tratar de encontrar una solución a la violencia desbordada que no lográ ser controlada con el cuestionado estado de emergencia dispuesto por el gobierno de su socia política Dina Boluarte.

Si seguimos dando palos de ciego frente a esta nueva forma de terrorismo, no nos lamentemos después con lo que se pueda venir. Si la labor de la Policía Nacional con apoyo del Ejército no está dando resultados, es momento de replantear la estrategia y no insistir con un estado de emergencia tal como está hoy, que más parece dispuesto para contentar al socio Acuña, que para erradicar a estos pequeños ejércitos de gente armada que han puesto en jaque a una zona minera por excelencia como es la sierra de La Libertad.

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