Tucídides, historiador y militar ateniense sostiene en su obra “Historia de la guerra del Peloponeso entre Esparta y Atenas” (siglo V a.c.) que la tensión resultante entre una potencia en ascenso y otra en declive, generalmente termina en guerra (Trampa de Tucídides).
El politólogo y docente de Harvard, Graham Allison, se pregunta si China y los Estados Unidos escaparán a la Trampa de Tucídides o si llegarán a la guerra inevitablemente.
Óscar Ugarteche sostiene que una guerra entre dichas potencias sería una catástrofe mundial, y probablemente Estados Unidos la perdería por ser una potencia en declive, por la obsolescencia de su matriz energética basada en el consumo de hidrocarburos. “Las guerras no las gana quien tiene más armas, sino quien tiene más energía” y “Estados Unidos no la tiene”.
Donald Trump desde la presidencia de Estados Unidos es un agresor de países y acuerdos. Plantea la anexión de Canadá, comprar Groenlandia, tomar el Canal de Panamá, imponer 25% de aranceles a México y Canadá, 10% a China y deportar masivamente migrantes violando todo respeto por la dignidad humana.
Trump es “un mono con metralleta”, amenazando y golpeando a todos incluidos sus eventuales aliados. Es un peligro real cuando en el tablero mundial se alinean diversos conflictos acercándonos a la posibilidad de una nueva guerra mundial.
Grandes cambios asoman. Hagamos el esfuerzo de construir un mundo multipolar, en paz. Desechemos las armas de destrucción masiva, con integración y libertad migratoria, donde nadie explote ni viva del esfuerzo de otros, y cuidando el medio ambiente de nuestro planeta.