Algo tiene que estar mal en la bancada parlamentaria del partido Perú Libre como para que haya saltado hasta el techo ante las declaraciones de la titular del Congreso, María del Carmen Alva, quien señaló que la calle pide la vacancia del presidente Pedro Castillo, mientras que de otro lado los oficialistas son cómplices de la permanencia de un gabinete ministerial infectado de filoterroristas como el propio premier Guido Bellido y el ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Iber Maraví.

Los legisladores del oficialismo han dicho que lo señalado por la señora Alva tiene “la oscura intención por desestabilizar y debilitar el sistema democrático”. Añaden que “incitar, azuzar la ruptura del orden democráticamente elegido, constituye una gravísima y grosera actitud antidemocrática y golpista”.

Quien lee estas líneas, podría pensar que los autores son legisladores de una agrupación comprometida con la democracia y las libertades. Sin embargo, basta leer el ideario de Perú Libre y conocer los discursos de Bellido, Vladimir Cerrón o Guillermo Bermejo para que todo eso suene falso, o que parezca una broma de mal gusto.

Ningún grupo político que sea el soporte de filoterroristas o de gente vinculada a atentados senderistas, puede venir a pregonar legalidad, democracia ni orden constitucional. No traten de engañar a los peruanos.

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