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En el Día Internacional de la Biodiversidad y bajo la iniciativa de Food4ever, liderada a nivel global por la vicepresidenta del Perú, Cusco fue el centro de discusión sobre la importancia de la biodiversidad agrícola, forestal y pesquera para garantizar la estabilidad del ecosistema y la seguridad alimentaria.

El Perú es considerado uno de los 17 países con mayor diversidad en el mundo, y su ecosistema marino está entre los cinco más productivos del planeta. De ahí el reto de preservar esa biodiversidad marina.

En ese sentido, somos reconocidos a nivel mundial por aplicar un sistema de cuotas individuales para la anchoveta y merluza, así como cuotas globales para el jurel y caballa. El reto está en aplicar este sistema a otras pesquerías para asegurar su sostenibilidad.

En el caso de la anchoveta, gracias al sistema de cuotas se ha logrado que su biomasa se mantenga estable desde hace más de 10 años, debido a que solo se pesca el 35% del recurso, dejando el resto para su adecuada renovación.

Por otro lado, y aunque suene contradictorio, estudios científicos demuestran que limitar sin sustento la pesca de anchoveta en el Perú, destinada a ingredientes marinos, obligaría a la acuicultura a reemplazar esta proteína por alimentos como la soya, que se cultiva en la Amazonía, afectando su biodiversidad.

Finalmente, la inversión en innovación contribuye a la biodiversidad, toda vez que esta podrá desarrollar nuevas pesquerías como la vinciguerria y la múnida. Así, conjugando una regulación adecuada, investigación científica e innovación, aseguramos el ecosistema marino para los peruanos y el mundo entero.