Todo conflicto geopolítico, militar y, peor aún, el estallido de una guerra genera mucha incertidumbre sobre el abastecimiento de productos a nivel mundial. En el caso particular del conflicto entre Israel e Irán, sus efectos en la cotización internacional del petróleo no se hicieron esperar, especialmente por el riesgo de afectación a infraestructuras estratégicas como el estrecho de Ormuz, por donde transita el 20% del comercio global y alrededor del 30% del comercio mundial de petróleo.

El petróleo es un insumo fundamental para la producción y comercialización de distintas actividades. El Perú produce alrededor de 44,000 barriles de petróleo al día, mientras que el consumo es de aproximadamente 270,000 barriles diarios, por lo que importamos en gran cantidad. Un mayor precio, naturalmente produciría un efecto inflacionario que afectaría directamente los bolsillos de la población.

En un escenario de precios altos del petróleo y mayores repercusiones a nivel global, la afectación en los niveles de inflación podría ser incluso mayor a la que experimentamos en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania. Recordemos que la inflación en el año 2022 estuvo por encima del 8%. Solo la inflación de alimentos superó el 15%. En Piura, la inflación fue de 8%; mientras que la de alimentos fue 13%. Para mitigar los shocks externos, es urgente que atendamos los problemas estructurales del sector hidrocarburos: romper con las barreras burocráticas y los entrampamientos que existen para la inversión en exploración y explotación petrolera en nuestro país. Esta no supera ni los US$400 millones.

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