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El pasado 4 de octubre iniciamos la Semana Mundial del Espacio. El Instituto Geofísico del Perú tiene a su cargo la operatividad de la antena de radar de dispersión incoherente más grande del mundo; consiste en un arreglo cuadrado de 300 x 300 metros, conformada por 18 mil 432 antenas dipolo. Pero lograr la operatividad de este gigante observador de la galaxia tuvo que tener un inicio y en ese camino aparece el Sr. Antonio Arévalo Jarama, quien podemos decir tiene el récord mundial de haber construido la antena de radar más grande del mundo.

Eran los años 60 cuando los físicos norteamericanos doctores Bowles y Gordon recorrieron, junto a don Antonio, las pampas de una zona conocida como Jicamarca; “parecía que estábamos conquistando un nuevo mundo. Todo era desértico, carente de vida de vida vegetal o animal”, manifestó don Antonio.

Los aportes en investigación fueron importantes para el Programa Espacial Apolo y los primeros viajes a la Luna. Esta antena de radar constituye la herramienta más importante que aportó el país para la comunidad científica internacional, siendo la primera en su clase en el mundo. Desde entonces es considerada como el prototipo y de vanguardia en los estudios mundiales de la alta atmósfera. Ahora, después de casi 60 años de vida, podemos decir que esta inmensa antena ha recolectado tanta información de nuestro cielo que ha permitido realizar grandes descubrimientos sobre la ionosfera ecuatorial estable, las irregularidades del campo alineado ionosférico, la dinámica de la atmósfera ecuatorial neutra y física de meteoros.

A don Antonio aún se le considera “El padre de la antena de radar”, debido a que desde siempre se sintió identificado con esta gigantesca antena de radar que sigue captando señales de los lugares más distantes de la Tierra. Ya en el siglo XXI seguimos contribuyendo a la ciencia mundial con datos de calidad y de este modo, seguimos haciendo ciencia para protegernos, ciencia para avanzar.