Esta semana, tres eventuales candidatos presidenciales han quedado chamuscados y con escasas posibilidades de levantarse cuando oficialmente ni siquiera han sido convocadas las elecciones generales del próximo año, los que se suman al asesino de policías Antauro Humala que se quedó sin partido luego de que el Poder Judicial lo declarará ilegal por promover la muerte y la rotura del orden constitucional, y otros más que han ido quedando en el camino o están en eso.

Me refiero a Carlos Neuhaus, Fernando Cillóniz y Rafael Belaunde Llosa, los dos primeros con aspiraciones desde el Partido Popular Cristiano (PPC) y el tercero como líder de Libertad Popular. En el primer caso, el precandidato ha tenido que dar la cara –era lo que le correspondía– como representante del gremio de malls y centros comerciales luego de la tragedia del Real Plaza de Trujillo que costó la vida de seis personas y causó heridas en más de 80. Difícil que eso le permita insistir con su postulación.

Luego viene Fernando Cillóniz, exgobernador de Ica y empresario agroexportador, que acaba de ser desembarcado de su precandidatura en el PPC luego de admitir en un programa de televisión de Willax que es director de dos empresas que son las nuevas fachadas de la megacorrupta Odebrecht en el Perú, la que vino a “aceitar” a presidentes, candidatos, gobernadores, alcaldes, empresarios, periodistas y demás. A estas alturas, ya no tiene posibilidades de insistir en otra agrupación política.

El tercero es Rafael Belaunde Llosa, quien está pagando las consecuencias de haber sostenido una reunión con el exministro toledista y excongresista pepekausa y morado Gino Costa, gran representante de lo que se conoce como “caviarismo”, y con el coronel PNP (r) Harvey Colchado, un exagente evidentemente politizado y muy vinculado a las grandes taras que afronta el Ministerio Público, lo que es considerado por muchos como un alejamiento de cualquier propuesta “de derecha” o realmente “liberal”.

Para estas elecciones tan complejas que se supone que acabarán con un quinquenio turbulento con dos mandatarios colocados por un delincuente como Vladimir Cerrón, se perfila que habrá abundancia de candidatos presidenciales y al Congreso, pero lo que va quedando claro que en el camino pueden ir cayendo varios, sea por temas legales como le pasó a César Acuña en 2016 por regalar plata en efectivo, como Antauro Humala en el 2025 por impresentable, o por metidas de pata, desavenencias, malas juntas, amistades cuestionables o pasado dudoso.

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