La suspensión de la cumbre de RUNASUR confirma que para Vladimir Cerrón, líder del Partido Perú Libre, una reacción social de rechazo hacia Evo Morales, y por supuesto hacia el proyecto de ambos, de alterar nuestras reglas básicas como Estado Nación creando una insalvable fractura política y social, principalmente, pudo haberle producido consecuencias de impacto, debilitándolos sin excusas.

Para Morales, que no cesa de su proyecto única y exclusivamente con el objetivo de darle visibilidad política en la región, para luego, por un trampolín, conseguir recuperar la presidencia a la que renunció al desnudarse por la OEA el fraude electoral que había montado en la idea de perpetuarse en el poder, un revés en el sur del Perú, sería tan fatal como para el propio Cerrón que sigue en arenas movedizas.

La suspensión, entonces, debe alertarnos porque revela que son muy astutos en sus pretensiones y que andan a paso lento pero seguro en su proyecto marxista en Bolivia, Perú y en toda la subregión. Evo, además, sabe que la declaración de persona non grata por la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, aunque con escaso o nulo impacto jurídico, como ya lo he referido anteriormente, sí que tiene una enorme lectura política que, de haber pisado suelo peruano, lo hubiera podido pulverizar por la polarización que él mismo ha creado.

Ya sabemos que no existe injerencia si acaso ingresa en nuestro territorio porque ésta sólo es posible por aquel que tenga la condición de autoridad nacional que Evo en estos momentos no tiene, pero qué duda cabe, que tratándose de un actor político relevante -ha sido jefe de Estado- de haber llegado hasta nuestro querido Cusco, no se iba a librar de las repercusiones.

Morales forma parte de la cúpula de caudillos que, si no detentan el poder, pueden enfermar y hasta morir. Lo ha tenido por más de 13 años y es evidente que lo extraña más que a sus propios seres queridos. Su estrategia es la lucha de clases, es decir, el método que en el siglo XIX pregonaron los socialistas Carlos Marx y Federico Engels, aprovechando las diferencias e injusticias que desnudó la Revolución Industrial. El Perú es un país con una fractura social que a nuestra clase política no le ha interesado solucionar en 200 años. Por eso, Morales y Cerrón, quieren aprovecharse de esta vulnerabilidad en nuestra construcción sociológica. ¡Evitémoslo!.