En esta época en la que los jóvenes de 5to de secundaria están explorando sus opciones vocacionales y los procesos conducentes a la educación superior, las universidades e institutos que quieren captar alumnos se esfuerzan por mostrarse como la mejor opción para los postulantes. Hablan de su currículo moderno, los convenios y acreditaciones nacionales e internacionales que tienen, sus equipos docentes e infraestructura, etc. De lo que hablan poco o nada es de la natural inseguridad vocacional de los estudiantes que hace crisis durante sus ciclos universitarios. Tampoco del mundo del (des)empleo que les espera a los egresados, habida cuenta que hay sobreoferta de profesionales pero a la vez escasez de talentos contratables por las empresas que se quejan de que los profesionales no calzan con sus expectativas.
La gran pregunta que los estudiantes debieran tener presente es ¿por qué te tendría que elegir a ti como empleado o socio para un emprendimiento?; ¿qué tienes tú que te distingue ventajosamente frente a tus pares?
Aclarado eso, la pregunta que sigue es ¿cómo logro cultivar aquellos aspectos de mi persona y capacidades profesionales que me hacen empleable para las mejores posiciones?
Mientras los estudiantes sigan pensando que basta avanzar en la carrera, aprobar como sea sus cursos para llegar al diploma final, será cada vez más frecuente la frustración de sentir que no tienen cabida en los puestos más interesantes y mejor remunerados del mercado laboral. Tenerlo presente desde el inicio de la carrera es clave para su dedicación responsable a los estudios superiores.