Para quienes hemos dirigido centros de formación en las Fuerzas Armadas, nos es familiar que tras ser dados de baja en procesos disciplinarios cadetes o alumnos de las escuelas militares, la administración de justicia ordinaria intervenga regularmente en su favor. Mediante habeas corpus, un mal elemento consigue que se le reincorpore, y suelen pasar años para que se resuelvasu situación, por citar un ejemplo de muchos. Y cuando esto ocurre, su promoción ya tiene buen tiempo de graduada. Mientras tanto, el sujeto es subsidiado con dinero de todos los peruanos en su condición de cadete o alumno por tiempo indefinido. Si bien es cierto que las normas legales lo permiten, la avidez con que los operadores de justicia intervienen en esto es sorprendente, lo que no sucede tanto en otras circunstancias que la sociedad realmente demanda, como es por todos conocido y repudiado, salvo ciertos políticos, prensa y organizaciones dominadas por la izquierda cosmopolita, llamada caviar.

Está en manos del Congreso acabar con este despropósito, derogando la Ley de Régimen Disciplinario de las FF.AA. y dejando sin efecto el reglamento de las escuelas de formación vigente. Una nueva ley debe impedir la intervención del Poder Judicial o el Ministerio Público en los procesos disciplinarios del personal militar estableciéndose que todo lo concerniente a ello sea de responsabilidad exclusiva de tribuales e instancias castrenses. Esta situación como es obvio está minando, desde hace más de 20 años, la disciplina al interior de las FF.AA. En nuestro país la administración de justicia ordinaría resulta siendo, por su recurrencia, parte de la estructura orgánica de las instituciones armadas en cuanto al régimen disciplinario. Por ello, es indispensable que se fortaleza la Justicia Militar, separándola del de la Policía Nacional, que debería tener su propio régimen.

Desde principios del 2000, la ONG IDL logró infiltrar el Ministerio de Defensa con una agenda política perniciosa promovida por la izquierda cosmopolita. Uno de sus éxitos se ha dado en el tema del que me ocupo. Es tiempo ya de cortar con esas y otras deconstrucciones que tanto daño le hacen al Perú, en una suerte de guerra del Estado contra el Estado, o del Estado con trastorno de personalidad múltiple como en “El extraño caso de doctor Jekyll y el señor Hyde” (1886), de Robert Louis Stevenson.

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