Toda crisis representa una oportunidad de crecimiento o mejora y con la renuncia de Aníbal Torres al premierato, el presidente Pedro Castillo tuvo  en sus manos una gran ocasión para poner en práctica esta máxima, virar el rumbo nombrando un Consejo de Ministros que sea conciliador, con un premier que deje de lado las confrontaciones y ayude a buscar salidas para esta crispación política sin fin en la que se encuentra el país.

Esta hubiera sido la opción más viable, pero el presidente optó por continuar con la estrategia de confrontación al nombrar a Betssy Chávez y lo único que hará será agudizar la crisis donde las más perjudicada será la ciudadanía que ve cómo los poderes del Estado se enfrentan mientras padece por el aumento de precios de los combustibles y alimentos básicos, entre otros.

Lo único que este enfrentamiento sin fin está logrando es degradar a la democracia y servir de caldo de cultivo para que fuerzas extremistas ganen más adeptos.

No cabe duda que el problema no es el gabinete ni los ministros, sino el presidente Castillo, que no está a la altura del reto que tiene por delante. Es un improvisado lleno de limitaciones que está llevando al país directo a un abismo.

Estamos en un momento crítico y poco o nada se puede esperar de un gabinete con Chávez al frente. En Correo insistimos en que la única solución es la salida del presidente, siguiendo los cauces que establece la Carta Magna.

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