En julio de 1880, el recordado pintor Vincent Van Gogh, le escribió a su hermano menor Theo, una profunda, íntima y preciosa carta que suele figurar dentro de las más selectas del epistolario universal. Como sabemos, Van Gogh, era un hombre cultísimo, que solía leer mucho y escribir delicados pensamientos -es un error pensar que era solo un desenfrenado, un bebedor incontenible de absenta o un simple alterado mental-. Pues bien, Van Gogh, atormentado por su penoso estado económico y por la gravedad de su rumbo incierto, le escribe a Theo: “Pero ¿cuál es tu meta definitiva, me dirás? Esta meta se está definiendo, se dibujará lentamente y seguramente como el croquis se vuelve bosquejo y el bosquejo cuadro, a medida que uno trabaja más seriamente en él”. Esta frase y breve confesión, que también aparece en la maravillosa película del director Vincente Minnelli, Sed de vivir (1956), –en la película se muestra a Van Gogh, en las regiones carboníferas de Bélgica, desempeñando su labor de ferviente pastor cristiano–, sigue despertando elogios y reflexión, ¡y se vuelve más sabrosa aún a nuestro paladar, si se acercan las elecciones presidenciales! La frase dicha por el pintor, dibuja perfectamente las características y marca las notas sobresalientes de nuestros posibles presidenciables. Los candidatos, sin excepción, aún están por averiguar cómo resolver los problemas estructurales del Perú. No sabemos si han recorrido íntegramente el territorio nacional o si tienen un orden y una planificación maestra. Se pronuncian sobre las cosas importantes vagamente, como si, al igual que Van Gogh, “estuvieran diseñando aun el croquis”.