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En el mundo existen dos tipos de prácticas de corrupción: el pago de sobornos para lograr algo ilegal y aquel soborno, para obtener algo legal, pero más rápido. Ambas prácticas, sin duda, igual de reprochables y sancionables.

Sin embargo, no basta quedarnos en el diagnóstico sino que urge hacerles frente de manera eficaz. Una forma es mediante el uso de la tecnología, pues reduce burocracia, genera transparencia e, incluso, como señala Microsoft, incrementa los índices de productividad entre 20% y 30%.

En el sector pesquero existen procesos que se podrían agilizar y transparentar más con el uso de la tecnología. A modo de ejemplo, el proceso de zarpe -mediante el cual Dicapi otorga el permiso de navegación a un barco desde un puerto- podría ser 100% digital. Para ello, sería necesario que la autoridad acepte la firma digital de los patrones en el formato de zarpe. Así, el zarpe podría enviarse vía internet y recibir la autorización de igual forma, lo que reduciría en más dos horas dicho trámite.

Pero no solo eso, en el zarpe también se requiere la asignación de inspectores a bordo. Para agilizarlo y transparentarlo se podría crear una app con un banco de inspectores, y así se reduciría en tres horas este trámite.

Por otro lado, en el sistema de control y vigilancia se debería dar un mejor uso a la información del Sisesat e implementar el código de barras para identificar a las embarcaciones que entran y salen de un puerto. Ello permitiría tener seguridad para los inspectores del Sanipes y del propio programa de control.

La digitalización de los servicios que ofrece el Estado ya no es algo opcional. Es una necesidad. Caminemos hacia un Estado 2.0