En muchas ocasiones he dicho que la implementación y desarrollo de la carrera pública Magisterial entre los años 2015 al 2019 fue precaria (alrededor del 4% de nombrados, teniendo en cuenta que postulaban aproximadamente 220 mil profesores). A diferencia, decía que, en el 2023, iba en buen camino la implementación de la meritocracia magisterial con rúbricas e instrumentos de evaluación confiables para una docencia de calidad. Tal es así que el año pasado en múltiples medios de comunicación, de forma particular en esta columna, así como en la revista AD-Maestro de la Derrama Magisterial escribí “Meritocracia magisterial: de la precariedad en camino a lo óptimo”

Y es que mediante evaluaciones y reconocimientos de méritos (como debe ser), entre el 2023 y 2024 con pruebas que miden habilidades, formación pedagógica y académica, desempeño en el aula, trayectoria profesional , así como formación personal, observamos que han sido nombrados 74 821 maestros, y ascendido en setiembre del 2023, 39 510; y a partir de marzo de este año 25 324,siendo un total de 64 834 maestros.

Sin duda, esto debe ir acompañado de una buena capacitación docente y profesionalización en las escuelas de formación Pedagógica y facultades de Educación. Y los nombramientos deben ser anuales hasta el 2030. Saludo con satisfacción al Ministerio de Educación, pero también al Consejo Nacional de Educación, IPAE, SUTEP, medios de comunicación, así como a otras instituciones y otros voceros que apuestan activamente por “la meritocracia magisterial”. Pero hago un llamado de atención a algunos congresistas: “basta de querer hacer ingresar a docentes sin evaluaciones ni reconocimiento de méritos (por la ventana)”.