La Conferencia Episcopal Peruana, emitió un mensaje acusando al Congreso de la República de estimular la discordia interior y apartarse del orden constitucional. Se advierte, en una lectura detenida, que el mensaje está lleno de supuestos altos conceptos y frases revestidas de aparente irrefutabilidad, pero al mismo tiempo de insustanciales y erróneas críticas. Ignora la «intelligentsia» eclesiástica, emitiendo un mensaje político carente de neutralidad que ha despertado elogios en sectores progresistas, que el Poder Legislativo -de acuerdo al art. 5 del Reglamento del Congreso y el art. 157 de la Constitución- está facultado para ejercer control político, investigar y remover a los miembros de la Junta Nacional de Justicia. ¿Qué pretende con su pronunciamiento la jerarquía eclesiástica del Perú, una nueva Vehementer Nos, actualizada a la realidad peruana? Los ministros de la Iglesia no están llamados a inmiscuirse en asuntos políticos coyunturales, su inmersión en la vida social debe estar orientada a persuadir a los laicos a llevar una vida auténticamente cristiana, enseñar las incontables riquezas de las cartas encíclicas, transmitir la sublime enseñanza evangélica, alcanzar el reinado social de Cristo, apartar de los lazos del error a los fieles católicos y lograr la salvación eterna de las almas. ¿Nuestra Conferencia Episcopal se debe ocupar de hermenéutica constitucional?

Participar activamente en la vida política es la misión de los laicos: es suficientemente clara la nota doctrinal sobre el compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, formulada por la Congregación para la Doctrina de la Fe. ¡Que el afán de protagonismo de algunos sacerdotes, no desvíe a los demás!