Ni ha empezado de lleno la campaña electoral para los comicios del 2026 y ya han comenzado a aparecer las propuestas en temas de seguridad y lucha contra la criminalidad, basadas en la demagogia, el floto barato y el tratar de pescar algunos votos en medio de ese mar revuelto generado por la indignación de la ciudadanía ante la ola de criminalidad que nos golpea y la incapacidad del Estado para castigar y poner a buen recaudo incluso a los hampones de más alta peligrosidad.
El miércoles último los peruanos hemos sabido que la exministra castillista y congresista del Bloque Magisterial, Katy Ugarte, asesorada quién sabe por quién, ha presentado un proyecto de ley para que los presos peruanos de alta peligrosidad sean enviados a cumplir sus condena a las cárceles de El Salvador, bajo el duro régimen impuesto por el gobierno del presidente Nayib Bukele, pese a que no existe la menor coordinación con dicho país ni se conoce si tiene la menor intención de recibir a las peores lacras provenientes del Perú.
Claro, como la gente en el Perú quiere que los asesinos, ladrones, extorsionadores, violadores y secuestradores terminen como los presos de El Salvador que han sido recluidos en pequeñas celdas, carecen de gollerías, son puestos a trabajar y apenas reciben alimentos, a la congresista Ugarte no se le ocurrió nada mejor que lanzar este proyecto que además debería avergonzar a todos los peruanos, pues de ser aprobado demostraría que acá no somos capaces de sancionar como se debe a los delincuentes.
Sería bueno preguntar si la congresista Ugarte ha consultado cuánto costaría al Perú mandar un recluso a El Salvador, ¿o cree que Bukele va a recibir gratis a los presos más indeseables de un país extranjero? Además, la legisladora debería saber que con los fiscales y jueces que tenemos, que anteponen cualquier criterio antes de aplicar la mano dura que les permite la ley, sería imposible usar esa norma que nacería muerta. Los magistrados dirán que el criminal tiene que estar acá, para que pueda recibir la visita de su mamá y sus hermanos. Pobrecitos.
El Perú tiene problemas suficientes como para que el Congreso esté perdiendo tiempo y recursos en proyectos de este tipo, que no van a ninguna parte y solo sirven para hacer populismo barato con miras a las elecciones generales del próximo año, en que los actuales legisladores podrán tentar la reelección que ellos mismos han aprobado. Lo mejor que podrían hacer estos señores es trabajar para mejorar el sistema penitenciario local y el de justicia, que en líneas generales son unos completos desastres desde hace décadas.