GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Uno

“Frater qui adiuvatur a fratre quasi civitas firma”, dice la escritura. “El hermano ayudado por su hermano es tan fuerte como una ciudad amurallada”. Ciertamente, un enfrentamiento abierto entre Keiko y Kenji Fujimori, en medio de la segunda vuelta, iniciaría el declive de las opciones de Fuerza Popular, y precisamente por eso la rápida reacción de Keiko ha sido correcta y oportuna. Una de las ventajas comparativas que puede reivindicar su candidatura es que FP siempre se ha presentado como un bloque compacto y unido, capaz de gobernar sin sectarismos ni disensiones. Alcanzar la unidad de un partido político es la primera condición para consolidar un liderazgo y, ¡cómo no!, un proyecto de gobierno. Si Fuerza Popular implosiona por el apellido, entonces el camino institucionalista que Keiko ha impulsado se perdería irremediablemente, porque el verdadero apellido de los partidos con afán de permanencia es su ideología o su programa de gobierno, nunca el DNI.

Dos

Solo un movimiento verdaderamente unido será capaz de gobernar el Perú los próximos cinco años. Un partido sólido en torno a un programa muy concreto podrá capear el temporal internacional y la oposición interna. Por el contrario, un liderazgo sometido de manera voluntaria a la izquierda, reo de la impericia caviar, aliado del caos toledista y apañador del liberalismo de género y bragueta, solo provocará un rechazo mayoritario capaz de comprometer su acción política. El gobierno que piense que todo se maneja en el plano económico no ha comprendido al electorado. La guerra que ha de librarse los próximos cinco años no es un conflicto sobre la ortodoxia del mercado: es una guerra cultural.

Tres

Una ciudad amurallada, eso son los amigos. Vamos a extrañarte, maestro Víctor Robles, montonero de corazón.