Hace tan solo 72 horas llamé la atención en una columna por la reticencia del Ministerio de Relaciones Exteriores de pagar la CTS a un grupo de embajadores que fueron reincorporados en 2000, luego del cese arbitrario de 1992, y ayer he leído el informe del periodista Fernando Vivas, intitulado  “Complot en Torre Tagle: Te mato Fortunato”, por el cual llama la atención, a la luz de sus investigaciones, de que se habría tramado un complot en las mismas entrañas de Torre Tagle contra el embajador Fortunato Quesada Seminario, destituido en octubre de 2018, y que ello se derivaría de las declaraciones del ministro consejero Pedro Rubín Heraud, que fuera el segundo de Quesada Seminario en la embajada del Perú en Israel, recientemente sancionado con suspensión de 6 meses por una comisión de disciplina que concluyó hallar responsabilidad en Rubín porque habría sido el coordinador para conseguir que Quesada sea grabado y, en consecuencia, quede la evidencia de su maltrato hacia los trabajadores de esa misión diplomática peruana en Medio Oriente -la razón central de su destitución-, cuyo video todos vimos en su oportunidad. En sus declaraciones el diplomático Rubín -da cuenta Vivas- habría comprometido gravemente a los excancilleres Ricardo Luna y Néstor Popolizio, actuales representantes permanentes del Perú ante la UNESCO y la ONU, respectivamente, así como al embajador José Boza, entonces jefe del gabinete de asesores del exministro Popolizio. En el documento de apelación de Rubín por la sanción impuesta y que corre por las redes sociales -58 páginas exactamente- que me ha tomado varias horas para leerla completamente -sin cuya lectura jamás escribiría esta columna-, confirmo que Rubín en su defensa, compromete gravemente a los 3 diplomáticos ya mencionados, y que por su tenor, podrían tener implicancias penales al responsabilizarlos de lo que llama “…escándalo mediático que deseaban para expulsar a Quesada Seminario y trasladarme la culpa...”. Por lo anterior, urge: 1) Formar una comisión investigadora; y, 2) Dejar sin efecto el nombramiento del embajador Boza en Bolivia. Es lo mínimo.

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